Raíces prehispánicas: los defensores de nuestra identidad
Por Uriel Boxther
Tras la transculturización que ha vivido nuestro país existen algunos grupos de personas que luchan contra corriente para pasar desapercibidos ante la modernización y conservar sus tradiciones.
En el núcleo de la Ciudad de México entre el sonido de los tambores y el caracol, se dan cita un conjunto de personas que ejecutan diversas danzas rituales llenas de misticismo y simbolismo, las cuales tienen un cimiento precolombino que retratan la esencia más pura del origen mexicano. Este grupo se autonombra Calpullique, que es la forma de organización prehispánica que hace referencia a las familias o clanes.
Desde hace más de un siglo los esfuerzos por preservar este tipo de danzas no han sido tarea fácil, ya que se ha tenido que luchar con la heterogeneidad social y discriminación que violentan a estas agrupaciones casi extintas. El rescate de las mismas se les debe indudablemente a los danzantes originales, quienes en la época de la colonización enterraban a sus deidades prehispánicas abajo de los templos católicos, para posteriormente fingir danzarle a algún santo de la religión católica y evitar la represión de los colonizadores. Así podían adorar a sus dioses sin ponerse en peligro y manteniendo vivas sus raíces, siendo ésta la única forma de conservar la danza sin ser asesinados por los españoles.
En el México actual podemos percibir algunas representaciones similares, como la del grupo Calpullique, quienes sin importar la situación climatológica acuden al pie de la Catedral metropolitana a rendir tributo a sus deidades, las cuales se encuentran sepultadas debajo de este recinto.
El Calpullique tiene los brazos abiertos para recibir a todo aquel que quiera formar parte de su legado cultural; si te interesa entrar o saber más sobre este círculo de danza prehispánica, puedes acudir a los ensayos el día sábado en el Monumento de la Revolución de 5:00pm a 6:00 pm.
Comentarios
Publicar un comentario