ACTUALIDAD - Ser transexual, un pecado en nuestro país

Por María Fernanda Medina

Diana Flores, participante activa de la comunidad transexual

“La transfobia está muy fuerte, alguna vez me pasó ir caminando por la calle y me aventaron una botella solo por ser trans, no tengo que hacer nada para que la gente me discrimine o me falte al respeto, por una agresión tanto física como verbal. ” Estas fueron las palabras de Diana Flores, una mujer transexual que a sus 34 años vive un constante reto sobre el largo proceso que llevó para cambiar de género y ser reconocida como mujer ante las instituciones gubernamentales y sociedad en donde se desenvuelve. A los 14 años comenzó a travestirse y a los 28 años tomó la decisión de mudarse a otro estado para comenzar su proceso de cambio de sexo sin ningún impedimento y alejándose de las personas que le dieron la espalda, con el fin de adoptar el género con el cual considera es perteneciente. 

Se define a las personas transexuales a la transición de cambio de sexo apoyado de tratamiento hormonal y el apoyo de operaciones estéticas para lograr un objetivo, sentir una aceptación personal sobre sus conductas femeninas o masculinas y adoptar un rol, adoptando características físicas y psicologías del sexo el cual se sientan identificados. 

Si bien es sabido, aún en nuestros tiempos es un problema social el lidiar con discriminación ante grupos minoritarios, que en muchos casos solo se promueve fomentando la violencia ; existe un hecho de superioridad por saber que lo diferente  y lo no convencional es rechazado lo que genera un ambiente de tensión y miedo de esta comunidad ante los ataques continuos a su integridad. 

Prevalece el tabú ante lo que es moralmente correcto y lo que las personas deciden para vivir plenamente, para los grupos LGBTTTIQ las oportunidades de crecimiento personal se ve opacada por la forma en la que nos manejamos como sociedad que como país machista, establece ciertas etiquetas opacando su deseo por tener una calidad de vida digna que toda las demás personas y hacer respetar su voz para generar eliminar los prejuicios y mitos. 

Algo que es una realidad es la actitud que toman otras comunidades frente a la transexualidad, provocando un estado de inestabilidad y falta de apoyo. Ante esta situación Diana comentó: “ Lo puedo ver filosóficamente y nos hace decir que es bueno porque nos hace esforzarnos más, pero realmente solo recibimos una agresión. La comunidad gay ha considerado que ante la sociedad a ellos los aceptan, toleran y respetan más que a nosotras”. 

Genera un choque emocional al saber que son totalmente vulnerables y susceptibles a un ataque y violación de sus derechos, que aunque existen leyes que el estado mexicano a puesto al alcance, la realidad es que sigue una impunidad por parte de las autoridades para dar un apoyo y protección inminente ante los delitos que día con día se suman a la lista de más víctimas fallecidas por un error en el sistema inclusión. 

Las mujeres “trans” tienen el problema que no hay mucha oferta de trabajo, las únicas oportunidades que se les brinda para sustentarse económicamente son los shows en vivo, el estilismo y la prostitución. Las personas transexuales profesionistas son llevadas a quedarse sin oportunidades de laboral en compañías que ofrecen oportunidad de crecimiento, solo por creer ineficiente su desempeño y que pueda ser un factor de riesgo a la estabilidad laboral que se vive dentro de una oficina. 

“Yo apoyo mucho a la comunidad trans, la persona que me hace ser trans, yo a todos les digo que trabajen más y se esfuercen más, no piensen que ser estilista es ser tú única opción o ser prostituta te va a dar el dinero fácil. Yo si creo que la comunidad se puede apoyar en base a todo lo que se esfuercen”.  concluyó Diana Flores, siendo así un llamado al público como otra víctima más que exige respeto y oportunidades para ser tomada como un miembro activo de la sociedad.